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Bolsonaro y Mourao cierran filas ante opositores antifascistas: «Son terroristas» – Télam

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 El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, calificó de «terroristas» y «marginales» a los manifestantes que preparan actos contra el fascismo y por la democracia y advirtió sobre la posibilidad de que Brasil se transforme en un «nuevo Chile» o con la actualidad de Estados Unidos, con escenarios de protestas masivas callejeras.

Uno de los principales aliados del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, Bolsonaro colocó las protestas contra su gobierno en la agenda, justamente luego de que Brasil llegara a los 31.000 muertos por coronavirus con las autoridades desalineadas en torno al combate contra la pandemia.

El domingo pasado sectores antifascistas de las hinchadas de fútbol de Corinthians, Palmeiras, Santos, Atlético Mineiro y Flamengo protestaron contra el gobierno y enfrentaron a los bolsonaristas que reclamaban intervenir militarmente la Corte Suprema, tras lo cual se lanzó una represión policial contra los opositores en San Pablo y Río de Janeiro.

«Los ‘antifas’ comenzaron y tienen motivos diferentes (a los de Estados Unidos). Son marginales, en mi entendimiento, terroristas. Amenazaron hacer movimientos el domingo en varias ciudades, también en Brasilia», dijo Bolsonaro durante un diálogo con seguidores en la puerta del Palacio de la Alvorada.

En la misma línea se pronunció el vicepresidente Hamilton Mourau, el general que funcionó hasta la pandemia como un contrapunto de Bolsonaro pero que luego se alineó sobre el discurso frente a las manifestaciones opositoras.

Mourau dijo que la sociedad no puede permitir «incendiar el país» como con las protestas en 2013 contra el gobierno de Dilma Rousseff, que un año después fue reelecta.

«Estos manifestantes son delincuentes, caso de la policía, no de la política», dijo Mourao, quien afirmó que hay quienes «usan» a los manifestantes antifascistas.

Es en ese marco que Bolsonaro volvió a la carga para que los policías tengan «retaguardia jurídica» para poder reprimir sin tener que enfrentar procesos judiciales por violar derechos humanos o abuso de poder.

«Necesitamos retaguardia jurídica para trabajar ante un movimiento que no tiene nada que ver con la democracia», afirmó el ultraderechista ex capitán, quien reivindica a la dictadura y la tortura durante el régimen (1964-1985).

Bolsonaro dijo que la prensa «llama a nuestra gente como antidemocrática».

Entre los manifestantes bolsonaristas había pedidos para cerrar el Congreso.

Las protestas del domingo se disiparon y el lunes en Curitiba, capital del estado de Paraná, fronterizo con la provincia de Misiones, manifestantes se escindieron de una marcha y rompieron vidrieras a su paso.

Es en ese marco que Bolsonaro teme que Brasil aparezca como el Chile de 2019, cuando las calles fueron tomadas durante meses por una revuelta de movimientos opositores al presidente Sebastián Piñera.

«Brasil no puede transformarse en lo que vivió Chile hasta hace poco. Eso no lo permitiremos porque no es democracia ni libertad de prensa, es terrorismo. Espero que este movimiento no crezca porque no queremos enfrentamientos con nadie», sostuvo.

 

El presidente comentó el asesinato del negro estadounidense George Floyd a manos de un policía blanco que generó siete jorndas de protestas y toque de queda en Estados Unidos.

«El racismo de Estados Unidos es un poco diferente del de Brasil, está más en la piel. Hubo un negro que perdió la vida. Lo lamentamos. El pueblo estadounidense tiene que entender que el que se equivoca debe pagar», sostuvo.

Para Bolsonaro, «no nos gustaría que ocurra en Brasil lo que está ocurriendo en Estados Unidos», en relación a las protestas.

En guerra contra los gobernadores que cerraron las actividades por la pandemia (la producción industrial se desplomó en marzo 18,8%, la mayor caída de la historia) Bolsonaro calculó que unos dos millones de brasileños quedarán desempleados.

Bolsonaro negó querer entablar un diálogo con el gobernador de Rìo de Janeiro, Wilson Witzel, su ex aliado en 2018 que fue blanco de una operación por fraude al fisco por la construcción de ocho hospitales de campaña contra la pandemia.

Asimismo, el mandatario dio a entender que tiene alguna información contra su ex aliado, también de la ultraderecha.. «No conversaré con el gobernador Witzel. Porque en breve ya sabemos donde el va a estar, ¿no?», sugiriendo una posible detención.



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