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George Busch en Mar del Plata presenci el fin del ALCA
La IV Cumbre de las Américas, desarrollada el 4 y 5 de noviembre de 2005, en Mar del Plata, marcó el inicio del proyecto emancipador de la Patria Grande, que los presidentes Néstor Kirchner, Hugo Chávez (Venezuela) y Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) imaginaron e impulsaron para la región, en un intento por romper la hegemonía de los Estados Unidos en Latinoamérica.
«ALCA, ALCA, al Carajo», fue la frase de Chávez, pronunciada en la Cumbre de los Pueblos, realizada en paralelo a la reunión de los jefes de Estado, la que sintetizó la derrota diplomática del Tratado de Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsado por los Estados Unidos, con el apoyo de Canadá y sus países aliados en la región.
Conscientes de que el ALCA significaría un fuerte condicionante al incipiente crecimiento económico que la región experimentaba, tras la crisis social y económica en muchos de esos países que habían abrazado políticas neoliberales, Kirchner, Lula y Chávez desarrollaron febriles gestiones diplomáticas entre sus pares latinoamericanos para obstruir el proyecto, encarnado en George Bush.
«Patotear con una simple mayoría, ideas que tienen tanto que ver con la vida de nuestros pueblos, ayuda muy poco a la convivencia de los pueblos», lanzó el anfitrión de la reunión, Néstor Kirchner, ante un incómodo Bush y el presidente de México, Vicente Fox, un aliado al estadounidense, en sus intenciones de imponer una declaración sobre el ALCA, en el documento final de la Cumbre.
El encuentro mostraba una notoria división de aguas, por un lado, Estados Unidos y sus aliados, que querían respaldar el ALCA y, por el otro, la postura del Mercosur, que sostenía que el eje central del encuentro era la creación de empleo.
El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, sería en su carácter de titular del Mercosur, quien debía negociar el texto de la Cumbre de las Américas.
Las palabras del presidente argentino eran seguidas con guiños por parte de Lula y Chávez, quienes habían diseñado con Kirchner una estrategia para frenar las intenciones de Bush.
Hugo Chvez y Diego Maradona en Mar del Plata
La cumbre en Mar del Plata marcó así el inicio de una alianza política entre los tres países, que se traduciría en la construcción de un proyecto emancipador para la región, con la consolidación del Mercosur y, más tarde, con la creación de otros organismos regionales como la Unasur y la Celac, que no incluía ni a Estados Unidos ni a Canadá, pero incorporaba a la bloqueada Cuba al sistema interregional.
Con el ALCA, Estados Unidos, que subvencionaba su producción agrícola y de alimentos, buscaba imponer condiciones a la producción regional, algo que afectaría en igual proporción a la Argentina y Brasil, mientras la Venezuela debía enfrentar los embates permanentes de la potencia mundial que había perdido el control de las importantes reservas de petróleo del país caribeño, tras la asunción de Hugo Chávez.
En rigor, la Cumbre ponía en juego algo más que una mención al ALCA en el documento final. Se trataba de frenar las intenciones de Bush de obstruir el incipiente proceso de integración regional que ya experimentaba el Mercosur y se extendería, luego, a otros países, como la Venezuela de Chávez; la Bolivia, de Evo Morales o el Ecuador de Rafael Correa.
El mandatario norteamericano contaba con el respaldo del mexicano Vicente Fox, el colombiano Álvaro Uribe y el representante de Canadá, Paul Martin, además de Panamá.
Para lograr su objetivo, Estados Unidos y sus aliados desarrollaron fuertes presiones que el canciller argentino, Jorge Taiana, debió resistir durante las reuniones preparatorias del plenario de jefes de Estado, que presidió Kirchner, como presidente anfitrión.
«Ese tema no está en la agenda» sostuvo Kirchner, al quitarle la palabra a Fox, cuando el mexicano intentó introducir al ALCA en el temario a tratar, lo que provocó que Bush se levantara de la reunión, no sin antes estrecharle su mano al presidente del país azteca, en agradecimiento.
Movilizaciones en Mar del Plata acompaaron a los presidente latinoamericanos
Antes, Lula hizo punta en la intensa reunión con una descripción sobre las asimetrías comerciales de la región con Estados Unidos y defendió la creación de empleo como eje central de la Cumbre, mientras Chávez, a su turno, expuso durante casi media hora sin interrupciones ante un incómodo Bush.
Tiempo después, el fallecido líder venezolano, recordó que Kirchner le había sugerido: «vos alargá todo lo que puedas, que Bush se pone loco».
Finalmente, la votación fue 29 a 5 (los cuatro del Mercosur, más Venezuela) pero el documento tenía que salir por consenso, por lo que Estados Unidos, poco acostumbrado a enfrentar escenarios diplomáticos adversos al sur del Río Bravo, vio entonces naufragar al ALCA, un proyecto pensado para garantizar su hegemonía en lo que iba a ser la mayor área de libre comercio del mundo.
«ALCA, ALCA, ALCA, al carajo. ¿Quién enterró el ALCA? Los pueblos de América», dijo en entusiasmado Chávez, frente a la multitud, en el cierre de la Cumbre de los Pueblos, en el Estadio mundialista de Mar del Plata, frase símbolo de ese hecho histórico que marcó la posibilidad cierta de un proyecto emancipador en una región todavía en disputa.
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