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Bashar al Assad.
La guerra en Siria cumple diez aos y el presidente Bashar al Assad permanece en el cargo a pesar del complejo rompecabezas de fuerzas que amenazan su poder, con una gobernabilidad que sigue siendo frgil ante el control de territorios por parte de facciones rebeldes y potencias extranjeras y, de forma ms urgente, por la crisis econmica.
La ola de protestas de la primavera rabe de hace una dcada ya haba derrocado a los presidentes Zine el Abidine Ben Ali y al egipcio Hosni Mubarak, y pareca que Al Assad, en el poder desde el 2000 tras heredar el puesto de su padre, que gobern durante 30 aos, tena los das contados cuando estall la revuelta en su pas.
Visto en un principio como un reformista por Occidente, que lo premi en cada pas que visit, el presidente combati el levantamiento con la fuerza de las armas y mantuvo esa militarizacin ante la transformacin del conflicto interno en una compleja guerra que involucra a rebeldes, extremistas islmicos, kurdos, potencias regionales como Turqua y fuerzas internacionales.
Gracias al apoyo de Irn y a partir de 2015 de Rusia, logr debilitar lo suficiente a sus enemigos para garantizar su continuidad en el poder, y este 2021 buscar un nuevo mandato de siete aos en unas elecciones consideradas una formalidad ante la inexistencia de una oposicin poltica y con muchos de sus detractores desplazados forzosamente al exterior.
Aunque Al Assad, de 55 aos y recientemente positivo en coronavirus, todava no confirm oficialmente si va a ser el candidato del Partido Baaz rabe Socialista, todo indica que va a repetir lo ocurrido en 2014 cuando, en unos comicios realizados en pleno desarrollo de la guerra, obtuvo cerca del 89 por ciento de los votos.
«El poder de Assad sigue siendo lo suficientemente grande como para permanecer en el cargo. Tiene un apoyo considerable dentro de lo que queda de la poblacin siria, que teme que el pas pueda caer en un Gobierno teocrtico por parte de grupos yihadistas de lnea dura», indic a Tlam Mehmet Ozalp, director del Centro de Estudios Islmicos y Civilizacin y profesor en la Universidad Charles Sturt, de Australia.
«Assad demostr que puede sobrevivir a la guerra civil, la rebelin y las sanciones econmicas», destac.
El politlogo franco-libans Ziad Majed, autor de dos libros sobre Siria, uno de ellos titulado Dentro de la mente de Bashar Al-Assad, tambin da como un hecho que el presidente se mantendr en el Gobierno, aunque en declaraciones a esta agencia consider que «desde una perspectiva ms larga va a ser muy difcil que pueda sobrevivir en el poder».
Las razones que brinda para llegar a esa conclusin son varias: «Entre Rusia e Irn hay miradas divergentes sobre la situacin, la negociacin de Estados Unidos con Irn (por el acuerdo nuclear) puede presionar de alguna forma sobre los intereses en la regin y Rusia tambin sabe que una solucin no puede ocurrir sin el involucramiento de Estados Unidos y Turqua, todos actores principales en conflicto».
Al Assad obtuvo en 2014 cerca del 89 por ciento de los votos.
Lo concreto es que el desafo ms urgente para Assad hoy no es la guerra, sino la economa, que est en su peor momento desde el estallido del conflicto en 2011: la libra siria alcanz en febrero un mnimo histrico frente al dlar, los precios de los alimentos se duplicaron en un ao y el 60 por ciento de la poblacin (unas 12 millones de personas) no tienen acceso a comida regularmente, segn un informe reciente de la ONU.
Esto en un pas diezmado en su infraestructura por la guerra, con un tercio de su poblacin refugiada en otras naciones, afectada por el cierre de fronteras ante la pandemia de coronavirus, objeto de sanciones monetarias por parte de Occidente y golpeada tambin por el colapso de la economa de su vecino Lbano.
«La mayor amenaza hoy para el rgimen de Assad es la crisis econmica, entre el desmanejo, la corrupcin, la destruccin del pas, el alto nivel de desempleo, el hecho que los recursos son pocos y las lneas de produccin estn en su capacidad mnima», explic Majed.
«Assad demostr que puede sobrevivir a la guerra civil, la rebelin y las sanciones econmicas»”
Mehmet Ozalp
«La reconstruccin del pas requerira una normalizacin diplomtica, y esto no puede ocurrir mientras no haya una solucin poltica, de la que Assad no puede ser parte. La oposicin no lo permitira y la comunidad internacional tampoco, ya que es acusado por organizaciones humanitarias y la ONU de cometer crmenes de guerra y contra la humanidad», aadi el docente del departamento de Estudios rabes de la Universidad Americana de Pars.
De acuerdo a un artculo publicado en The Arab Weekly, la revista del diario panrabe londinense Al-Arab, esta situacin asfixiante provoc protestas en zonas que eran leales al mandatario, como Latakia, Tarts, Sweida y en la capital, Damasco, aunque en esta ciudad las manifestaciones quedaron reducidas al mnimo por la fuerte presencia de fuerzas de seguridad.
Los principales aliados de Al Assad, Rusia e Irn, que adems de ayuda militar brindaron asistencia financiera, estn lidiando con sus propios problemas econmicos derivados de la pandemia y, adems, la mayor parte del rea petrolera y agrcola de Siria est en territorios controlados por fuerzas kurdas apoyadas por Estados Unidos.
Esto ltimo lleva a otro hecho que limita al actual y futuro Gobierno de Al Assad: la soberana de Siria seguir fragmentada, con extensiones de territorio controladas por fuerzas rebeldes y potencias extranjeras.
La nortea provincia de Idleb sigue bajo el dominio de una coalicin de milicias islamistas con el apoyo de Turqua, cuyo ejrcito tambin ocupa zonas cercanas, mientras que el Noreste est controlado por fuerzas kurdas con el respaldo de Estados Unidos, que a su vez mantiene una base militar en el Sur, junto a las fronteras de Jordania e Irak.
Se estima que la guerra caus hasta el momento ms de 500.000 muertos, pero el conflicto contina y Al Assad sigue en el poder.
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